UN TRATAMIENTO DIFERENTE

06.12.2014 07:29

Tomando cualquier libro de Historia universal encuentro una aberración del tamaño de la Luna.

Hablando de cualquier pueblo, se comienza por ubicarlo geográficamente, señalando los pueblos con los que limitó, los accidentes naturales que lo separan de otros pueblos, o los mares que lo distancian de otros continentes, para luego hablar de sus gentes, creencias y actividades.

Así encontramos por ejemplo, a los mongoles y sus caballos en el Asia, a los griegos en la península Balcánica y su Olimpo de dioses, a los indómitos indígenas, a los Egipcios al nororiente de África con sus enormes pirámides, con las crecidas del Nilo y sus dioses; las conquistas de los persas y los tártaros, el comercio de los árabes, etc. Son hombres que descienden de otros hombres más antiguos.

La prehistoria nos habla de pueblos antiguos, nómadas, dedicados a la caza, guerreando entre sí, capturando esclavos, luchando por la subsistencia. Artefactos de metal o de madera servían para sus labores. La agricultura apareció después trayendo consigo la mayor posibilidad de estabilización del hombre en sitios determinados. Pero hay signos y señales que delimitan la línea de separación entre la prehistoria y la historia, ya conocidos, ya aceptados y establecidos. Independientemente de que se crea en la creación o en la evolución, no puede negarse la presencia de cerámicas y otros artefactos rupestres, que hablan de una sociedad primitiva, con registros importantes como las pinturas rupestres de Altamira, España, fechadas para más de 13.000 años antes de nuestra era, por ejemplo. El surgimiento de la escritura es importante para la ordenación de los hechos y es evidente que lo primero que se debió hacer fue recopilar por escrito las historias antiguas que solo se habían conocido mediante vía oral.

Las civilizaciones propiamente dichas aparecen en la media luna de las tierras fértiles, en la Mesopotamia, con los acadios, sumerios y babilonios, que es lo más antiguo que se conoce. No es que no hubieran personas antes de ellos sino que no se les da la categoría de civilizaciones a aquellos viejos pobladores, lo que nos ubica en la antigua Asiria. De ellos sabemos que eran pueblos politeístas y que rendían culto a Tammuz, por ejemplo. Hay restos arqueológicos fechados de estos pueblos, llámense restos de telas, pedazos de cerámicas, estatuas, construcciones, etc, que hablan de su pasado.

Los egipcios y su Nilo, con sus ciclos de inundaciones, sus faraones, sus pirámides, las estatuas colosales, la tumba de Tutankamón, la historia de Ramsés, sus creencias en Ra, la divinización del ciclo de inundaciones, fertilidad y cosechas, las creencias en Osiris, los códigos de comportamiento escritos en su Libro de los Muertos, etc, respaldados por sus construcciones, por documentos oficiales, por tesoros encontrados.

Cuando se cuenta sobre esos pueblos se menciona qué pobladores antiguos estaban en esa región, contra quiénes tuvieron guerras, con quiénes se aliaron, dónde se establecieron, qué ciudades formaron, etc. Se mencionan sus creencias, sus mitos, sus dioses pero en ningún sentido el libro de historia universal dice que los hindúes, los chinos o los persas o griegos vinieron directamente de Dios, así lo digan algunos de sus mitos.

En el caso de los judíos encontramos algo totalmente diferente.

Lo primero que resalto es que cuentan la creación del mundo y a partir de la primera pareja (Adán y Eva) empieza una sucesión de “engendró a”, con una lista de descendientes que pasa por Enoc, Matusalén, hasta llegar a Abram, el patriarca de los hebreos. En otras palabras, el pueblo judío, se nos dice, viene directamente de Adán, quien fue formado por Dios. Está suficientemente comprobado que el “Enuma Elish”, poema acadio mucho más viejo que el escrito del Génesis, tiene los mismos elementos de la creación de la Tierra, de los astros, del cielo, etc, lo que arroja inequívoca señal de copia de los que cuentan la historia más reciente.

En segundo lugar, tomando fechas, encontramos que los judíos mencionan la creación del mundo cuando ya había pobladores humanos en otros sitios. Se dice que más o menos hay 4.000 años entre Adán y Cristo, quien parte la historia en dos. Pero hay muchos vestigios en distintos lugares del mundo, diferentes a las cuevas en Altamira, España, como en Asia y África, con elementos que prueban la existencia humana con fecha más antigua a la de la creación del Génesis.

En este punto hay literalistas y otros que toman los días de la creación como períodos. Los literalistas no resisten un análisis porque es evidente que dentro de su fundamentalismo de que Dios dijo y se hicieron las cosas como muestra de ser un Todopoderoso y Omnipotente, un día era un día literal. En seis días Dios hizo los cielos y la Tierra y todo lo que en ellos hay, incluyendo la pareja humana, el séptimo día descansó. Ya tenemos claro que ya había gente y plantas y animales varios milenios atrás antes de que el Dios que concibieron los hebreos “creara” al mundo. Los que toman los días como períodos de tiempo nos hacen llegar a absurdos. Por ejemplo, los testigos de Jehová dicen que cada día fueron períodos de 1.000 años.

Si eso fuera cierto, entonces Dios creó la luz, el día y la noche el primer día (período de 1.000 años), pero solo en el cuarto día (3.000 años después) creó las lumbreras, el Sol, las estrellas, que son los que originan los fenómenos del día y la noche con la emisión de su luz y con la interacción con los movimientos de los planetas. Si eso fuera cierto, Dios creó las plantas en el tercer período de 1.000 años y ellas debieron esperar 1.000 años más para que apareciera el Sol que es el que le proporciona la energía mediante los procesos de fotosíntesis que conocemos. Absurdos más absurdos que los literalistas, en vez de tener la sensatez de aceptar que hubo pueblos más antiguos que los que describe la Biblia, lo que habla de la poca objetividad de las narraciones bíblicas.

Ya está demostrado que de los judíos no hay cantidad de fuentes históricas sino una sola y es la Biblia, al contrario de los otros pueblos de quienes los libros enfatizan en cosas diferentes por la cantidad de acerbo que de ellos consiguen. Todo libro de historia universal al hablar de los judíos comienzan por la seguidilla de personajes y acontecimientos en perfecto orden: Dios, creación, Adán y Eva, Noé, el diluvio, Abraham, Isaac y Jacob, el pueblo de Israel. Se da por sentado en los textos de historia universal en Occidente, que Dios creó a los judíos, dándole una importancia y una categoría a ellos como pueblo que no se la asignan a otro pueblo en la Tierra.

Ese tratamiento es injusto. Se da por históricos y objetivos hechos como el diluvio, mito copiado del Gilgamesh sumerio, así como el éxodo de más de un millón de personas saliendo de Egipto, aunque no haya referencias egipcias ni de ningún otro pueblo que confirme dicho paso por 40 años rondando los desiertos de la zona. No se ha conseguido restos de telas, de cadáveres, de vasijas o utensilios ni menos de excrementos que comprueben dicha historia. La historia universal debería aclarar esos asuntos, pero como son textos editados por personas con tendencias religiosas predominantes en occidente, abiertamente cristianas, siguen con la misma película de meternos lo de los sumerios, acadios, babilonios, egipcios y demás pueblos como mitos pero lo de los judíos como hechos reales.

Solo hasta poco más de un milenio antes de nuestra era se obtienen comprobaciones históricas de hechos y personajes judíos. Personajes como Abraham, Isaac, Moisés, Enoc y el mismo Adán, son personajes de mitos y leyendas. Se ha demostrado que en sus historias dentro de la misma Biblia hay inconsistencias y contradicciones, además de ser comprobados plagios. El éxodo nunca existió. Nunca hubo un reinado esplendoroso de Salomón que tuvo 700 reinas y no sé cuántas concubinas, porque sobre él, con el reino tan afirmado, fuerte y espectacular que se dice que tuvo, con tantas relaciones con otros países o reinos, deberían existir fuentes ajenas a los judíos que corroboraran tales hechos. Tampoco ninguna crónica oficial egipcia relata de un funcionario hebreo José, segundo al mando después del faraón. Un oficial del reino de David que tenía 700 zurdos que no le erraban a un pelo es un disparate o una exageración colosal, por lo menos, pero no un hecho histórico. Un día que fue alargado por el Dios judío para permitir que los judíos mataran (el verbo más importante del antiguo testamento) a sus enemigos, no fue percibido por ningún otro pueblo de la Tierra (como si o hubieran agudos observadores del espacio y los astros en otras latitudes) es un cuento que viola todas leyes físicas y de la astronomía solo para impresionar a los demás con el infinito poder destructor de los elegidos. ¿Cómo es posible que se le atribuya valor histórico a semejantes afirmaciones?

La lista es larga. Del reino de Salomón se dice en Reyes y Crónicas que tenía 4.000 caballos en un caso y 40.000 caballos en el otro, abierta contradicción. En cuanto a fechas y números hay abundantes informaciones erradas, como los dos textos en los que se narra la salida de Abraham después de la muerte de su tío Labán. Se menciona un hijo que reemplazó a su padre en el reinado en Israel siendo mayor que el papá. Se profetizan 40 años de desolación en Egipto por Ezequiel que no se cumplen en la historia de ese pueblo.

En el nuevo testamento, la comparación de los cuatro evangelios sobre la narración de los hechos de Jesús coloca contradicciones abiertas sobre cosas como las palabras de Jesús después de ciertos milagros, el orden de ciertos hechos, la resurrección y los ángeles que se aparecen, cuántas mujeres fueron al sepulcro, la muerte de Judas y la irreconciliable genealogía de Jesús, con 16 generaciones de diferencia entre Mateo y Lucas. No hay objetividad e historicidad en dichas narraciones. Cada texto contradice al otro.

¿Por qué el Gilgamesh es un mito sumerio sobre el diluvio y la historia de Noé objetiva, veraz y fidedigna, siendo que es copia del primero? ¿Por qué Jesús y la resurrección, historia plagiada también, es real, a pesar de la demostrada adulteración de Marcos 16 por parte de la Iglesia Romana para crear el mito de la resurrección del Salvador, mientras que Osiris y su resurrección al tercer día es un viejo mito egipcio? ¿Por qué los diez mandamientos son revelación de la voluntad de Dios, siendo que son copia del muy antiguo libro de los muertos egipcio que trae los mandamientos con otra conjugación verbal? ¿Por qué muchas leyes civiles mosaicas son expresión de la voluntad divina siendo que son copia del Código de Hammurabi y teniendo leyes tan malas, injustas y crueles y discriminatorias?

Es un trato injusto, desproporcionado, desequilibrado. Todo no se pesa con la misma balanza, evidentemente. Lo de los judíos sublimado, lo de los demás minimizado. ¡Allá usted si cree esa farsa!